La boca del adulto empieza su historia en la vida intrauterina.
Desde el momento de nacer, “la lactancia materna” representa el mejor medio para estimular y favorecer no sólo el desarrollo afectivo del bebé, sino también el buen desarrollo de la boca. Obliga a un esfuerzo neuromuscular tan importante que activa el crecimiento de todo el sistema, posibilitando la dentición lacteal a los tres años en condiciones óptimas. Y una masticación eficaz, deglución y respiración normales.
Esta etapa comúnmente olvidada es vital para detectar anomalías incipientes. Trabajando sobre ellas haremos una terapia precoz de problemas posteriores.
Es indispensable vigilar en esta etapa la función masticatoria del niño, es decir, cómo come y por qué. De ello depende el crecimiento de los maxilares, que a los 7 años deben estar preparados para acoger la dentición definitiva en la que las piezas dentarias son mayores en número y en tamaño.
Por lo tanto podemos y debemos reorientar el crecimiento alterado o defectuoso de los maxilares modificando la manera anomala de masticar. Recuperando la masticación fisiológica normal conseguimos, así, un cambio en el estímulo generador de crecimiento y una respuesta de desarrollo normal.
Realizamos unas exploraciones sencillas que permiten rápidamente saber si el pequeño posee una buena función masticatoria o si por el contrario padece una disfunción. Es importante hacer este diagnóstico pues la disfuncion masticatoria repercute, también, en el sistema muscular del resto del organismo, (cabeza ladeada, hombros y pelvis asimétricos,desquilibrio postural…).
En general la boca es un foco emisor receptor de estímulos y de respuestas, en permanencia. Por eso recomendamos observar a los niños a partir de los 3 años, para poder hacer prevención de problemas futuros, no solamente dentarios sino también del resto del organismo.
Por otro lado si encontramos un decalaje evidente de la mandíbula respecto al maxilar superior, la cara y el cráneo del niño se desarrollarán de forma asimétrica y el trastorno posterior será inevitable y de solución compleja. Dejar al niño con ese decalaje con la esperanza de que se arreglará solo es un grave error pues el desequilibrio no puede más que empeorar y como hemos dicho las consecuencias van más allá de la boca ya que acarrearan sistemáticamente desviaciones del desarrollo de la musculatura y del esqueleto.
Este es el momento del recambio dentario. Se pierden los dientes de leche y van apareciendo los definitivos. Hay que vigilar especialmente la higiene y las posibles lesiones de caries.
Si no se ha realizado antes, una inspección morfológica y funcional a esta edad permitira un tratamiento precoz de las patologías clásicas de la boca adolescente.
No se debe nunca esperar a la erupción definitiva de la dentición permanente ya que la existencia de una maloclusion viene siempre acompañada de una disfuncion masticatoria que a su vez retroalimenta y aumenta el defecto morfológico que presenta el paciente.
A esta edad aparecen las clásicas anomalías bucales:
- masticación débil o unilateral,
- maloclusiones con malposiciones dentarias,
- desvíos mandibulares, etc.
- así como las anomalías morfológicas y/o funcionales de los órganos a los que el sistema dentario está íntimamente relacionado:
- asimetrías faciales
- respiración bucal
- deglución infantil
- trastornos en la fonación, auditivos, posturales y de la marcha, psicomotrices, etc.
Es el momento en que se establece la dentición definitiva. Un tratamiento en esta etapa evita la mayoría de trastornos funcionales, morfológicos y estéticos que habitualmente padece el adulto.
Es indispensable que el tratamiento a esta edad persiga no solamente la corrección de la maloclusión sino también que esa corrección permita a la dentición definitiva una masticación fisiológica normal. Podemos afirmar que la del tratamiento efectuado en ortodoncia depende de la calidad de la masticación obtenida al final del tratamiento.
Extracciones: la técnica utilizada en rehabilitación neuro oclusal permite realizar la corrección de las maloclusiones sin llevar a cabo la extracción de piezas definitivas. El desarrollo transversal efectuado puede llegar a ser de hasta15 mm. Las extracciones no solamente no consiguen mayor espacio para las piezas residuales sino que favorecen la atrofia del tejido remanente disminuyendo el espacio vital interior. La lengua ve modificada su función al igual que la respiración. Las extracciones,siendo contrarias a la fisiología, conducen inevitablemente a la recidiva siendo posible, también, la aparición de problemas en la articulación temporomandibular y en la zona craneocervical y escapulo humeral.
La dentición definitiva debe permitir al adulto una buena masticación. Es decir, tiene que poder masticar de forma indistinta y alternativa por ambos lados.
Es conveniente acudir al profesional, que verificará la higiene, el buen estado de cada pieza (caries), el equilibrio oclusal y el estado de la articulación temporomandibular.
La aparatología ortodóntica permitirá la corrección de muchas de las anomalías oclusales. Salvo excepciones, la técnica propia de la RNO permite el tratamiento ortodóntico sea cual sea la edad del paciente, y sin realizar estracciones.
Los aparatos son fáciles y cómodos de usar. La masticacion se lleva a cabo sin los aparatos en boca. No interfieren en el desarrollo normal de la vida cotidiana.
Con los años son cada vez más importantes los controles de higiene y cuidados de las piezas cariadas.
El control de los contactos oclusales entre las piezas es fundamental para evitar pérdidas por lesiones periodontales. Y para ello es fundamental la sustitución de las piezas perdidas, manteniendo un perfecto equilibrio: puentes, coronas, prótesis y los más novedosos sistemas de implantes.
La aparatología ortodóntica permitirá, también, la corrección de muchas de las anomalías oclusales.